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La cultura de la inmediatez.
Siempre he tenido claro que hacia donde uno se dirija será necesario pagar el famoso «derecho de piso». El derecho de piso es ese «pago» que los que hemos sido novatos en algo, hemos tenido que hacer cuando se empieza a trabajar sin contar con la experiencia previa requerida o los conocimientos completos para realizar alguna labor. Esto me ha pasado muchas veces, pero nunca esto ha sido un impedimento para perseguir mis sueños ni para dejar de hacer lo que he tenido que hacer para ir alcanzándolos uno por uno, como debería ser.
Cuando obtuve mi primer empleo como Ingeniero Civil aún estaba estudiando, recibía un pago en colones equivalente a unos $70.00 por medio tiempo de trabajo al mes. Sabía que el pago era poco, pero también sabía que era preferible comenzar a obtener esa experiencia desde antes de graduarme y no pasar a ser un profesional recién graduado y comenzar ganando un salario tan chiquito y, lo peor, sin experiencia. Pagar un derecho de piso no es sinónimo de regalar el trabajo, pero, en la medida que uno está consciente de que se es novato, uno puede entender que parte de la paga es precisamente esa experiencia que no se tiene.
Cuando comenzaba con mi grupo de música (La Pita Vieja) y nos acercábamos a los bares a proponer nuestros toques, las contra-propuestas de parte de los propietarios no eran las más felices; era muy común que nos pidieran hacer toques de gratis con la excusa de que nos querían escuchar o simplemente nos ofrecían un pago simbólico con bebidas.
Empecé a escribir poesía en mi adolescencia, sin embargo, debido a que me metí de lleno a la música, me alejé de la poesía por un tiempo. La retomé en 2002 con la intención de dedicarme a escribirla por el resto de mi vida y de manera sistemática. Desde ese momento ya ha transcurrido una década y recién hace un par de años he comenzado a ver algunos pequeños logros en esta área.
Con la fotografía la historia no ha sido distinta. Hago fotos desde los 5 años de edad, siempre tuve a la mano una cámara fotográfica y siempre me ha gustado hacer fotos, pero desde que decidí que haría fotografía ya como una forma de vida, las recompensas han ido llegando de a poco. Puedo decir que he sobrevivido, los últimos años, de hacer fotografías, incluso haciendo de lado mi carrera de ingeniería.
Ciertamente estamos en un época en la que la inmediatez está de moda. Las noticias vuelan, la información está al alcance de un click en la wikipedia, hay cientos de sitios especializados en diferentes temas, los teléfonos celulares nos acortan las distancias y así muchas otras cosas están a la mano. Creo que esto ha generado una cultura de la inmediatez, en la que muchas personas desearían que esa inmediatez se trasladara también a sus cuerpos, es decir, a su crecimiento natural, tanto físico como mental. Lamentablemente esto no es posible y genera una especie de ansiedad en este grupo, lo que los obliga, en muchos casos, a dejar sus proyectos a medio camino, porque no ven resultados inmediatos. Lo he visto muchas veces en personas que son muy inteligentes y creativas, que están aún en un proceso de desarrollo, pero parece que no lo logran ver y mucho menos parecen estar dispuestos a pagar un derecho de piso. Esto me lleva a pensar que lo que se busca en estos casos es más el reconocimiento, en lugar de buscar profundizar en el aprendizaje, al ritmo de cada quien, con mucha paciencia y con el objetivo de lograr, en algún momento, llegar a ser eso de lo que tanto se busca reconocimiento.
Los reconocimientos, si llegan, llegarán ellos solos, como producto del trabajo que se lleva a cabo y no como producto de la inmediatez de este siglo. Creo que es un error trabajar en algo, pensando en el reconocimiento. Las cosas no llegan por arte de magia, no sólo el talento es necesario, también lo es la instrucción, la práctica, la convicción y, sobre todo, el trabajo mismo. Pasa que a veces se quiere meter el gol, sin tener la pelota.
Actualización, a mayo de 2020:
Han pasado 8 años desde este post original, a continuación un par de cosas relevantes que abonan al tema de la inmediatez:
Sigo retirado de la ingeniería y sobrevivo de la fotografía. En poesía, tengo 3 poemarios publicados, obtuve el título de Gran Maestre en Poesía, por el Ministerio de Cultura de El Salvador y he participado en 14 festivales internacionales de poesía, en latinoamérica.
En 2014 empecé a estudiar piano clásico, de manera autodidacta, por lo que nuevamente tuve que experimentar el hecho de ser novato en algo, a 6 años de eso, ya hago mis pininos y nunca he sentido el deseo de abandonar.
Siempre que salimos de nuestra zona de confort nos convertimos en novatos, y eso no está mal, no hay por qué tener miedo, ya que ese tránsito es indispensable para que los resultados lleguen, eventualmente.