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¡Ya no hay respeto! (¿Alguna vez lo hubo?)

Me considero paciente, pero hay ocasiones que no hay por dónde escaparme.

Anoche asistí como poeta invitado a un recital de poesía. Además de la lectura de poesía, habría pantomima y una banda de jazz. El evento se retrasó y comenzamos a leer a eso de las 8:30 PM. El público estaba enfrente de la mesa de lectura donde yo estaba ubicado junto a 5 compañeras poetas y un artista de la pantomima. A un costado de nosotros estaban sentados los músicos que iban a tocar jazz y estaban en un tertulia muy amena cuando comenzó la lectura. Por un momento pensé que iban a comprender que era necesario «bajarle el volumen» a la plática durante la lectura, pero, para mi sorpresa, no fue así, siguieron como si nada, con carcajadas incluidas, mientras dos compañeras leían sus textos. Yo ni siquiera escuchaba bien a las compañeras, entonces, cuando llegó mi turno, decidí pedirles el favor que le bajaran porque distraía. Uno de ellos dijo «amén», cuando terminé agradeciéndoles, pero no había leído ni diez versos cuando la tertulia volvió de la misma manera, hice un silencio, la bulla siguió, y terminé desconcentrándome de la lectura y tomé la decisión de no seguir leyendo. Me disculpé con el público y los compañeros de la mesa y cedí el micrófono a la siguiente persona.

Este tipo de cosas se da seguido, ya he contado y he puesto fotos de cómo la gente se la pasa «chateando» en el celular durante las obras de teatro y en otros recitales a los que he asistido. Ya he experimentado antes cierta falta de atención de alguien del público, pero, el público es el público, y, a la larga, hasta pueden tener un poco de razón si acaso no les gusta lo que están viendo o escuchando, aunque no es justificable la falta de respeto.

Un asistente revisaba cada 3 minutos su celular, durante una presentación de teatro en el Teatro Luis Poma.

En el caso de anoche, creo que lo que me hizo desistir de mi lectura fue el hecho de que eran precisamente los músicos que iban a tocar los que faltaron el respeto a la mesa de lectura. Es decir, todos (poetas, mimo y músicos) estábamos ahí para compartir escenario, pero al parecer eso no fue suficiente para guardar el mínimo de respeto al trabajo del otro.

Entonces, me pregunto nuevamente: ¿cómo va el artista a esperar que el público le respete su obra, si el mismo artista no es capaz de respetar el trabajo de otro? (está claro que no me refiero a todos). Creo que dejar pasar este tipo de cosas lo que hace es fomentar ese irrespeto y, hasta cierto punto, quizá faltarle el respeto uno mismo a su obra.

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